Movimiento Juvenil Mexicano
La reunión había ido bien y el celular de mi amigo no dejaba de sonar. Llegaban mensajes: que quién me habla, me preguntó después de decirle que dejara en paz el artefacto brillante, una chica que vive en Francia, una amiga. Y qué quiere. Pues nada, me está contando de su día. Pues si quieres termina con los mensajes. No, pues nada más mando este.
Mi amigo Alfredo Cervera dice que el exceso de comunicación nos ha dejado sin trama vital. Establecemos vínculos electrónicos que nos convierten en seres virtuales: concretamente existimos, pero poseemos, paradójicamente, el don de la ubicuidad. La facilidad de la comunicación actual, nos permite estar con mucha gente a la vez. Mientras tomamos un trago, podemos estar comunicándonos con otras personas que están en otra parte. Realmente, es imposible estar en dos lugares al mismo tiempo. Virtualmente, el mundo se queda corto, las distancias se hacen pequeñas, basta encender la aplicación y decirle algo a alguien. Mentalmente, estamos en donde nuestra atención lo requiere. Hay quien contesta el celular mientras tiene relaciones sexuales, a mí, francamente, me parece un exceso, pero es una cuestión de prioridades.
Comunicar en tiempo real es una de las monedas de cambio de nuestro tiempo. Sin embargo y a pesar de estar en un lugar, los seres humanos están donde está su cabeza. Alguna vez salí con una chica que se la pasaba en los mensajes del celular. Sin más saqué un libro y lo abrí en la página que esperaba con el separador. Ella se sorprendió. Quid pro quo, le dije. Es que mi amiga tuvo problemas con su novio. Pues espero que se solucione, la heroína de esta historia también está teniendo un problema con su pareja. ¿Si?, y de qué trata tu libro. Le conté un poco. El teléfono sonó varias veces. Ella no contestó hasta que nos fuimos.
Cada día se hace más difícil la posibilidad de desaparecer: cuentas de redes sociales de todo tipo comunican nuestro status. Hay una tendencia a ser lo que la pantalla dice. Somos, a veces, más por teléfono y mensajes, estamos en todas partes. A mí todavía me gusta escribir en papel y dejar cartas sobre la almohada con alguna flor del jardín del vecino. No me salvo de los mensajes. Hay que apagar el celular de vez en vez.
En el inter… Ampliación del campo de batalla de Michel Houellebecq acompañado de un buen tarro de cerveza oscura. Para tarde de sábado: Los soñadores de Bertolucci, luego, una cena con Postales del fin del mundo Malbec.
KRHISTO GONZÁLEZ MUÑOZ
SECRETARIO GENERAL
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