Movimiento Juvenil Mexicano

Somos un grupo de jóvenes comprometidos con nuestro país...

Cruzar un desierto, atravesar la calle

K EN VIERNES

Todo mexicano sabe que pase lo que pase, seguirá siendo el rey.
Frase de una cajetilla:
Delicados, veinte cigarros con filtro.

Y sí la verdad es que pase lo que pase, la gente, mientras tenga para comer, puede seguir adelante. Y seguir cantando el rey y creerse la canción. Vivimos en el mejor de los mundos posibles, decía algún filósofo, y veo a mi alrededor y me parece increíble, inadmisible. Mientras tengamos para una que otra cosilla y mientras tengamos para no ser molestados por los sonidos hambrientos del estómago: las cosas resultan. Mientras esté solventado un techo medianamente habitable: las cosas resultan. Mientras podamos pasar el día a día, pagar alguna cosa, darnos un lujo menor de vez en vez: las cosas resultan.

No sólo se trata de la ciudad de México, ni de nuestro país: hay un desencanto mundial en la sociedad (siempre que hablo del tema me acuerdo de ese texto de Guilles Lipovetsky, La era del vacío, no es el tema, pero me parece un extraordinario título), la juventud sólo tiene en la cabeza solventar lo inmediato. Mi generación nació en medio de una crisis y luego vino otra y una más. Somos una generación venida a soportar las adversidades. Pareciera que hemos atravesado un desierto cuando, realmente, sólo hemos cruzado la calle, y sin embargo, las generaciones anteriores sí cruzaron un desierto y, no es justificación, pero, de cierta manera, nos encontramos cargando parte de aquel cansancio. Y apenas y a penas, hemos cruzado la calle.

En la semana hablaba con mi hermana, quien ve las cosas como Neo en la Matrix: una sucesión de números que caen y forman figuras que a su vez hacen las veces de formas reales del mundo. Mi hermana cree que la columna vertebral de un país, es una idea difundida, es la economía y criticó, como se ha acrecentado últimamente entre la gente que nació entre 1980 y 1990, la estrategia de lucha contra el crimen organizado del Presidente Calderón, por encima de la una política económica que tanta fata le hace a México. Y en la Ciudad de México no sufrimos la violencia de Chihuhua, de Monterrey, de Ciudad Juárez. En la Ciudad de México no pasamos los días como en Chiapas, como en Michoacán, como en Guerrero. No es que salgamos a la calle y veamos desfilar a las fuerzas armadas esperando que los truenos de las armas de fuego hagan su primera aparición del día.

En la Ciudad de México vivimos una etapa, que se me antoja, de inanición anímica, mental y social. Estamos cansados, es cierto, pero, ¿de qué? Las respuestas vienen en periódicos y se venden en cada una de las charlas: estamos cansados del gobierno, estamos cansados de las mentiras, estamos cansados de levantarnos todo los días para encontrarnos políticas públicas populistas que no nos dejan llegar al trabajo y que sabemos que no resolverán los problemas de fondo; estamos cansados de los árboles gigantes, de las pistas de hielo, de las playas. ¿Qué proponemos, qué tanto nos interesa accionar? O será que, una vez al año, al menos, preferimos pagar trescientos sesenta y cuatro días, por ver, unos minutos, el árbol de navidad más grande del mundo.


En el inter… El episodio del Enemigo de Jorge Luis Borges, un relato de una cuartilla que se antoja con un espresso robusto oscuro Punta del Cielo. Un buen y largo trago de Mezcal Jacarandoso acompañado de sal de gusano y rebanadas de naranja y una cerveza Victoria. Pulp Fiction, de Tarantino el soundtrack es lo más recomendable para un viernes de tráfico.

KRHISTO GONZÁLEZ MUÑOZ
SECRETARIO GENERAL

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