MIÉRCOLES IRREMEDIABLES...
Hoy me puse a pensar, me di cuenta de una oscura realidad, hay días en los que me duermo con ganas de vivir y otros en los que me despierto con ganas de soñar. El ser humano es maravilloso, es una criatura capaz de contradecirse a sí mismo a cada instante y aun así logra, no solo vivir, sino ser feliz. Es muy importante tener un destino bien definido en la vida, una meta a la cual llegar, ya que así, se pueden encaminar los esfuerzos y canalizar los recursos; el camino a seguir para alcanzar la meta depende de cada quien y ahí está lo maravilloso.
Hay quienes prefieren ir en línea recta, sin desviarse nunca y directos al grano. Por lo general este tipo de personas consiguen lo que quieren y cuando quieren pero corren el terrible riesgo de volverse predecibles. Hay otros que van recorriendo su camino a tientas y con los ojos cerrados, estas personas no siempre alcanzan sus metas o cuando las tienen enfrente no las ven porque se distraen fácilmente, afortunadamente ellos encuentran la alegría en el día a día, viviendo a cada instante.
Yo, en lo personal, creo que la vida debe ser una mezcla de las dos, irónicamente, como la vida misma, a veces seria y otras no tanto. Hay que tener bien claro que es lo que queremos y aprender a diferenciar cuando es momento de luchar por ello y cuando podemos detenernos un rato a soñar. Muchas veces es muy valioso volver sobre nuestros pasos, no para regresar a cometer los mismos errores o aciertos, pero si para aprender y observar con la mente abierta cada detalle que dejamos pasar la primera vez.
Cada individuo se encuentra atrapado en medio de una encrucijada, la cual tiene cuatro puntos cardinales que lo guían y lo ayudan a tomar cada decisión. La importancia que se le dé a cada aspecto, depende únicamente del ser ubicado en el centro de ellos. El primer punto es la familia, esta tiene su importancia cimentada junto a los principios y valores de la persona, pues es la familia la encargada de formarlo y apoyarlo. Contrapunto a esta corriente, se encuentra la otra familia, la familia que no es de sangre, pero que lo es por convicción, los amigos. La amistad es algo que simplemente no se puede describir con palabras, como el amor, no lo puedes definir, no sabes cómo explicarlo y lo único que tienes claro: es que puedes sentirlo.
Por otra parte, están las personas a las cuales respetamos, tal vez no simpaticemos con ellas sin embargo las admiramos y sabemos que tanto sus opiniones como sus consejos pueden ser muy valiosos para encarar nuestro camino; nadie experimenta en cabeza ajena pero siempre es bueno recibir el punto de vista de alguien que ya ha andado por estos senderos, no ligero de pies, sino mas bien, dejando huella.
Al pie de la encrucijada, está el entorno del individuo, el cual, a pesar de en esencia ser lo mismo, su perspectiva varía de acuerdo a la situación de vida y el análisis de riesgo que haga en sus adentros. Podemos defender a capa y espada nuestra autonomía y gritar que no nos dejamos influenciar por lo que los demás digan, pero eso no es cierto ya que es tan simple como afirmar que sin entorno, no hay individuo. Bien decía Aristóteles, el hombre es un animal político.
Para bien o para mal, no todo depende del libre albedrio del ser humano. Muchas veces influyen factores que como la neblina, no nos dejan ver más allá de nuestras narices. Trascendiendo el hecho de equivocarse o acertar, hay que ser capaces de reaccionar de forma pronta y oportuna. Como dicen por ahí, si el viento cambia, ajusta tus velas. Como individuos, no hay peor temor, que el temor al fracaso, ese es el único miedo, que puede hacer que no desarrollemos por completo nuestro potencial. Es comprensible hasta cierto punto, pero no deja de ser irracional. Sin caer en la soberbia ni en la autocomplacencia, hay que conocerse a si mismo y saber de lo que se es capaz, para así, nunca dejar una decisión al azar.
Ahora bien, conociendo los factores que tienen mayor importancia en nuestra toma de decisiones, no queda más que recomendar el amplio uso de las herramientas a nuestro alcance. Así que con la experiencia en una mano, el corazón lleno de aventura y en la otra mano nuestra propia luz, encaremos la vida, de frente y sobre todo, paso a paso.
Cambiando el tema y dando un giro de 180 grados, no puedo dejar pasar la oportunidad de expresar mi más sentido pésame, a los siempre solemnes y estoicos japoneses. En medio de toda la tragedia que están viviendo, la comunidad internacional debe rescatar los mejores aspectos humanos de la devastada nación. Este no es tiempo de lamentarse, es tiempo de trabajar y salir adelante, luchemos por los vivos que ya tendremos tiempo de llorar a los muertos.
Pero como cada miércoles, nos encontramos en el ombligo de la semana y es momento de reflexionar un poco acerca de nuestras vidas y hacia donde van, ya que todo lo que no podemos cambiar, es sencillamente… irremediable.
IVÁN MONDRAGÓN FAJARDO
VICEPRESIDENTE DE ASUNTOS EMPRESARIALES Y AGRARIOS
