K EN VIERNES
El fragmento de la conocida canción se ha vuelto un cliché. Mucho se dice de los mexicanos (basta recordar el último escándalo en Gran Bretaña, con aquello de que unos mecánicos, dijeron algo de los mexicanos y el embajador de nuestro país) y no siempre se resaltan las virtudes. También se ha escrito y ensayado en la búsqueda de un identidad y de lo que nos hace mexicanos: recurro al más conocido, Octavio Paz y esa búsqueda de lo que nos conforma como mexicanos. Y es que, para efectos de las bromas y los chistes, todas las nacionalidades tienen algo gracioso, tal vez porque el ser humano tiene la capacidad de reír y el ingenio para el humor.
Sin embargo, es pertinente rescatar la discusión: qué somos los mexicanos, cómo nos vemos, cómo nos ven. Insisto, el ejercicio le ha costado a grandes cabezas. México es muchos Méxicos y cada una de las regiones de nuestro país alberga una población con características diferentes, con intereses distintos. Basta darse una vuelta por el norte y por el sur del país, para encontrar formas de vivir y mentalidades diferentes. Partiendo de la premisa de que somos distintos, ¿cuál puede ser el discurso unificador para los mexicanos? Desde la perspectiva de la debatida posible alianza entre el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática el discurso de unificación de los mexicanos supone un: vamos en contra del partido hegemónico, unámonos contra los dictadores.
Haciendo un ejercicio de honestidad, ¿necesitamos este tipo de discursos? ¿Realmente nuestro país tiene ese problema? ¿No sería mejor buscar la unidad para hacer alguna cosa? ¿No sería mejor sentarnos a discutir los problemas reales que se pueden solucionar con esfuerzo de todos? Porque, echarle la culpa al gobierno es muy fácil y que el gobierno se la eche a los gobernados, bueno, ya nos sabemos historias de estas. ¿Qué hace la sociedad en su conjunto? ¿Conoce los mecanismo para acercarse a sus representantes? Más aún, ¿conoce el mecanismo por el cual funciona la representación? Miguel González Compeán cree que uno de los mayores problemas en nuestro sistema político es la representación. Pero de eso hablaré otro día. Porque lo que me interesa ahora es saber si es posible la unidad de los mexicanos y si las instituciones encargadas (partidos políticos, sociedad civil organizada, poderes de la unión, etc.) están buscando un discurso unificador. Y la respuesta es: no.
Me parece que, lejos de buscar la unidad, se está propiciando la separación. La vieja artimaña de echarle la culpa al otro por encima de nosotros mismos, para soltar la bolita y decir: tú tienes las responsabilidad y si la echas a perder, tendrás la culpa. Nos gusta acomodarnos nada más para estirar la mano sin hacer esfuerzo alguno. ¿Qué discurso necesitamos? Será que tenemos que definirnos antes de buscar alguna o será que queremos escuchar el discurso de siempre, el que dicta que la culpa no es mía, es del otro. No sé usted, pero a mí, pero estoy cansado de que las instituciones se echen la culpa unos a otros. México necesita un discurso sólido de unificación, que busque el sentido de los mexicanos y que sea capaz de unirnos con la meta de actuar, cada quien desde su trinchera, por un mejor país. ¿A qué le tiras cuando sueñas?, mexicano: a salir a la calle con propuestas, no sólo a gritar estupideces.
En el inter… Así pasa cuando sucede de Woody Allen, con poca difusión y en pocas salas de cine. Para tarde de viernes: Yellow Submarine (piña, pizca de albahaca, tequila reposado, azúcar, juego de limón: todo macerado en un caballito y sumergido en un tarro de cerveza clara), acompañado de un poquito de Indie: Dreams de The whitest boy alive. Para tarde de viernes, también, Desencuentros de Luis Sepúlveda, publicado por Tusquets.
KRHISTO GONZÁLEZ MUÑOZ
SECRETARIO GENERAL
