Movimiento Juvenil Mexicano
K EN VIERNES
Hay un sector de la población que está mal acostumbrado. Mal acostumbrado a sacar la mano por la ventana en espera de recibir alguna cosa: extienden la mano y esperan; cuando ejercen su voto: extienden la mano y esperan; cuando suben la gasolina: extienden la mano (mentan madres) y esperan. Es el sector con la boca más grande, con las mejores ideas, según ellos, y con una charla casual que termina en: si yo ocupara tal o cual lugar en el gobierno, seguro lo haría mejor que ese inepto que está al frente. Los mexicanos somos graciosos. La clase media internacional es graciosa y, lo he comprobado, grosera, muy grosera y mediana.
El problema de este fragmento de la clase media en México, o de lo que nos imaginamos en el habla común que es la clase media, es el mismo problema que en el resto del mundo. Existe una pizca de mediocridad que se acrecienta en ese sector, una pizca que termina por hacerse más grande, como esa gota de tinta que cae sobre una servilleta y se hace una mancha. Ya lo he dicho otras veces: mucho ruido y pocas nueces. Nada peor para un país como el nuestro. Nada peor que encontrarnos con esos gusanos que se quejan todo el día sin propuestas, sin soluciones, sin un comportamiento cívico concreto que pueda replicarse y cambiar las cosas más sencillas. El cruzar la calle por la esquina dice mucho de nuestro comportamiento como sociedad. Insisto en el planteamiento de un fragmento de un sector, un fragmento que debería ser mínimo.
Mucho se ha dicho sobre la conformación de las sociedades, mucho también se ha dicho sobre su comportamiento. Teorías y números. Teorías van, números vienen. En cuestión de jóvenes, hay estadísticas de todo tipo y sobre casi todos los temas. De alguna manera dan un marco de referencia para conocer intereses preocupaciones y la problemática general, entre otros datos. Es interesante ver, por ejemplo, las causas de los jóvenes. Al final del día, las propuestas, las ideas, los intereses, nacen de causas. Sin causas, los sectores que conforman la sociedad, especialmente los jóvenes, encuentran un vacío que puede llenarse de muy mala manera. Y caer en este sector mal acostumbrado que no persigue causas, sino que se han quedado en la queja eterna porque el universo que los rodea se hace poco. Hay desencanto, sin duda. Un desencanto que se traduce en un valemadrismo inútil: los existencialistas tenía alguna idea del vacío, este fragmento de la sociedad no conoce de vacío, ni de ideas, ni de nada.
Si por algo tenemos que preocuparnos es por accionar. Dice Goethe, en Fausto, después de varios intentos por traducir el evangelio de Juan: en el principio era la acción. Y eso nos hace mucha falta: accionar para acomodarnos en la sociedad que queremos ver, vivir, conformar. Hace falta un poquito más de interés. Eso de extender la mano, sólo ha de aplicarse para rescatar una de abajo o, mejor aún, para iniciar proyectos de la mano de quien tenemos a un lado.
En el inter… Old Fashioned con Don Jack Daniels, después de un tiempo, uno ya puede tratarlo de Don. El desinformante de Steven Soderbergh con Matt Damon. Para empezar la semana santa: Wolfgang Amadeus de Phoenix y de Los sinsabores del verdadero policíaRoberto Bolaño, ¿ya he hecho la recomendación? Si es la segunda vez, es hora de leerlo.
KRHISTO GONZÁLEZ MUÑOZ
SECRETARIO GENERAL
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