Movimiento Juvenil Mexicano
MIÉRCOLES IRREMEDIABLES...
En toda sociedad humana siempre han existido tanto en tiempos anteriores como en actuales (esperemos que no en futuros) problemas de corrupción, ya sea del tipo económicos que son los primeros en los que uno piensa al empezar a hablar de la corrupción misma, hasta el incumplimiento de un servicio prometido; por ejemplificar de alguna manera. Siendo por este medio, el de la corrupción, el que muchas personas utilizan a manera de resorte para brincar por encima de otros, pasando por encima de normas y principios.
Es muy normal y por desgracia se ha vuelto incluso algo cotidiano escuchar en el radio o percatarse en la televisión de cómo se aborda el tema de la carencia de valores en la sociedad. De cómo a las personas ya no les importa nada más que su propio beneficio, a costa de quien sea y de lo que sea. En lo personal no creo que los valores hayan desaparecido, o ¿Quién puede imaginarse a la verdad misma diciendo: “bueno, como ya no le importo a nadie me voy a ir de vacaciones a la playa”? o al respeto aventándose a las vías del metro en la estación Zócalo porque según el, su existencia ya no tiene sentido porque ni los buenos días le dan ya. No es que los valores ya no existen, es que la escala axiomática de las personas esta tergiversada y confundida, y por lo tanto absolutamente fuera de balance, llevando así a las mismas personas a cargarse de lleno a valores de tipo material con una existencia efímera pero de una gran sensación de placer e intensidad. Dicho esto, podríamos tratar de contestar lo siguiente: ¿Por qué la sociedad premia o ve con “mejores ojos” al que le va bien haciendo tranzas que al que se mata toda la vida trabajando y siendo honesto? Muy simple, porque nos gusta lo fácil, entre mas sencillo nos sea algo, mejor será para nosotros, y ¿qué importa si perjudicamos a uno o mas en la obtención de nuestra buena vida? Total, el que trabaja es porque quiere.
Toda estructura que presenta fallas las tiene en la gran mayoría de sus casos, si no es que en todos, en las células en las que se divide en vez de todo en conjunto. En el caso de las sociedades humanas, la célula en la que uno debe de pensar va mas allá del individuo como ente aislado; debe de enfocarse en la familia, ya que es el ambiente como tal en el cual este individuo se desenvuelve la mayor parte de su vida. Es desde ahí donde se tiene que inculcar un verdadero sentido en la estructura de lo que está bien y que está mal, el saber distinguir el como se debe obrar, no de la forma mas conveniente para mis intereses, sino de la forma que es correcta, ética y moral. Esto en lo que respecta a nosotros como sociedad, ya que es una medida urgentemente necesaria y por lo tanto primordial. Hay que dejar de felicitar al chamaco por mentir, no fomentar el maltrato por la distinción de genero, el pleno desarrollo de la tolerancia; somos una masa poblacional tan extensa en la cual todo mundo quiere tener la razón (así sea sin la existencia de un juicio verdadero que determine la validez o no de lo que se expresa) y si todos nos cerráramos en nuestra propia cápsula sin escuchar nunca a los demás no podríamos tener ningún orden y mucho menos sentido, dicho en otras palabras, no tendríamos ninguna meta como sociedad.
La comunicación es pieza clave y fundamental en el desarrollo y vida diaria de las sociedades humanas, si esta falla todo colapsa, es como la sinapsis neuronal. En lo que respecta al tema, la falla en la comunicación es un detonante de corrupción y generador de cambios en el orden primordial de lo que esta bien y lo que esta mal; y es tan sencillo como: “es que nunca me dijeron que no debía de hacerlo”. Es algo natural en el ser humano la necesidad de sobresalir, de ser reconocido y sentirse envidiado por el resto y tristemente, la forma más sencilla de obtener este tipo de cosas es mediante la corrupción e ignorando principios éticos fundaméntales como el de no dañar a terceros. Lo que para unos es obvio, para muchos otros no lo es tanto y para otros más ni siquiera existe, por eso nunca esta de más hacerle saber a las personas el cómo y el porqué se hacen las cosas, siempre de la mejor manera y de buena intención. La falta de información, si bien no justifica los actos de una persona, los puede explicar hasta cierto punto. O como dicen las abuelas: “el que no sabe, es como el que no ve”. Existe un círculo vicioso presente en la sociedad actual que irónicamente nos esta alejando lo mas que puede de los demás seres como respuesta a la pérdida de espacio propio por vivir en territorios geográficos reducidos a comparación de los millones de habitantes que habitan las zonas urbanas.
Habitamos una ciudad donde cada ente se desplaza dentro de su propia burbuja que de cierta forma lo protege de agresiones físicas o psicológicas, mientras que por otro lado lo aísla del mundo y de todo lo bueno que este tiene para ofrecer, así, formamos parte de un mismo espacio, de una misma cultura y ¿por qué no? Hasta en su gran mayoría de una misma fe. Pero no interactuamos con el ser inmediato así que asumimos: “si yo estoy bien, todo esta bien”. Por lo tanto, somos ajenos (o al menos tratamos de) a la violencia del mundo que nos rodea, si vemos que están asaltando a alguien, preferimos hacernos los desentendidos, así como el simple hecho de no ceder el asiento a alguien que en verdad lo necesita, ya que como cada quien viaja en su burbuja, es muy fácil pretender que uno va dormido, o viene escuchado música perdido entre letras y acordes. A esta sociedad de burbujas y no de humanos, la llamo: “El blíster de cápsulas”, donde el blíster es una unidad de transporte colectivo, pero que a la ves permite el aislamiento de cada cápsula, ya que si bien las cápsulas, al igual que los seres humanos, contienen lo mismo (el humano en esencia) a cada cual no le importa en que momento se utilice la anterior, además, cada cápsula se puede emplear en un padecimiento distinto. Dicho en otras palabras hay una falsa independencia de relación entre entes, como un falso y/o cambiante sentido de meta.
Ahora bien, hay que definir una empresa; de acuerdo al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española: Unidad de organización dedicada a actividades industriales, mercantiles o de prestación de servicios con fines lucrativos. Dicha organización, esta por demás entenderla como un conjunto interactivo de seres humanos, que se relacionan entre si para lograr un fin común. Esto debiera ser al menos en teoría, pero si toda definición se llevara al pie de la letra, no existiría tema para el desarrollo de este trabajo.
Desde tiempos ya bastante lejanos el trabajo se ha visto de dos formas muy peculiarmente opuestas: como un castigo divino por un lado; o como un medio de desarrollo integral del ser humano. Por lo tanto mientras unos ven a la empresa en si como toda una filosofía de vida, algunos simplemente la observan como un modo de sobrevivir y otros que basándose en el aspecto lucrativo de la empresa solo buscan la obtención de bienes materiales y monetarios a través de esta, sin importar el método con el que se llegue a ese fin.
Siempre que se exponen temas de esta índole es muy común que se hable lo mejor e ideal, mas no lo real. Todos nos damos golpes de pecho y decimos “cambiare, cambiare, cambiare...”; pero es muy poco lo que hacemos. En este caso es primordial empezar con nosotros mismos; es imposible cambiar una sociedad si como se menciono antes, no se empiezan a sanear y reestructurar sus células; en este caso, nuestro impacto dentro de nuestra familia. Tal vez al principio hasta nos vean raro, pero todo camino bien andado tiene como recompensa el placer de haberlo recorrido y llegar a su fin tan lleno y pleno, que uno se puede sentir orgulloso de haber hecho las cosas bien en todo momento y a pesar de todo. El cambio como persona empieza con acciones tan sencillas como el devolver todo lo que se pide prestado, el no engañar a los demás, en respetar las opiniones ajenas, en no darle la mordida al “poli” de transito porque nos metimos en sentido contrario. Más allá del dinero esta la sensación que uno tiene por el simple hecho de estar bien con uno mismo, o ¿el narcotraficante que tiene su mansión en medio de la sierra es en verdad feliz? ¿El no se preocupa por nada? ¿El secuestrador puede salir a la calle cuando quiera? ¿El asesino no sueña con sus victimas? El dinero nunca podrá comprar la tranquilidad que le deja a uno vivir en paz consigo mismo y con la sociedad.
¿Qué debería hacer una empresa para solucionar los problemas de corrupción y la “carencia” de valores? Esta pregunta viene a cerrar todo el tema, enlazando así todos los elementos que lo componen. Siendo parte de la mentalidad de la empresa el correcto desenvolvimiento y desarrollo de sus integrantes, resulta necesario hacerlos responsables y conscientes de sus acciones y el impacto que estas tienen tanto en los demás como en el entorno mismo, así como copartícipes de los resultados de la empresa. La forma mas fácil de inculcar valores, es evidentemente practicándolos, en otras palabras, poner el ejemplo practicando lo que se dice. Como la carencia en si se encuentra en la base, es una escala de gran amplitud, por lo tanto hay mucho trabajo por hacer, pero que a su vez, es sencillo, de lo único que requiere es de un verdadero compromiso.
Pero bueno, como cada miércoles, nos encontramos en el ombligo de la semana y es tiempo de cambiar y darnos cuenta de que no somos seres aislados, sino que formamos parte de una sociedad pluricultural que todo lo demás es sencillamente… irremediable.
IVÁN MONDRAGÓN FAJARDO
VICEPRESIDENTE DE ASUNTOS EMPRESARIALES Y AGRARIOS
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