MIÉRCOLES IRREMEDIABLES...
Más allá de las fallas de algún sistema laboral, la ambición siempre suele expresarse de la peor manera, es decir, un orgullo falso, sin sentido y lo peor de todo: cegador. Si entre varias cabezas logran ponerse de acuerdo en el camino a seguir, lo que sigue es lo más importante, ponerse de acuerdo en cómo ponerse en marcha y seguir avanzando paso a pasa como equipo y en conjunto con acciones coordinadas. Hay momentos en los que tenemos que entender que estamos al mismo nivel pues nuestras metas son las mismas y en vez de querer sobresalir en comparación de los demás, tenemos que lograr salir adelante todos juntos y a tambor batiente.
No solo basta con hacer las cosas cada vez mejor, la especialización puede cerrarte otras puertas, en todo momento hay que estar atento a las oportunidades y lo mejor para lograrlo es estarse enfrentando a retos de forma constante, esto ayuda a motivar al personal y en especial a tener una mente mucho más ágil y activa. No es suficiente saberse el mejor, cuando no hay nadie más a quien vencer, es el momento de comenzar a retarse a uno mismo. Hay que estar atento al mercado en todo momento y como dicen: “si el viento cambia… ajusta tus velas”.
Una empresa debe ser vista como un ser vivo. Aun así, es cierto, hay quienes viven recordando las glorias pasadas y a pesar de estar hoy en día estancados, siguen estando orgullosos de aquello que hicieron (tal vez ni siquiera ellos sino sus antecesores). Existen otras personas que están en el limbo de la transición y aun recuerdan su glorioso pasado pero tienen la ventaja de haber dado ya un pequeño paso y estar empezando a poner un pie en el hoy. Están aquellos que únicamente viven del presente, vivir el momento, pero como nos ha enseñado la vida, quien no conoce su historia está condenado a cometer los mismos errores, esta clase de empresas pierden la visión de la meta a la cual quieren llegar. Esos que tienen un pie en el presente y el dedo gordo del pie en el futuro me recuerdan mucho a los patitos de caricatura que siguen parados en tierra firme y empiezan a aventurarse a meter poco a poco sus patitas en la turbia agua helada. Pararse únicamente en el futuro sin darle la debida importancia al hoy pueden perderse, pero hay que recordar lo que dice el autor, la única forma de encarar la realidad es dándole ni muy muy, ni tan tan.
Una empresa es como un ser vivo y como tal hay que tratarlo, el comportamiento de esta es un fiel reflejo de nuestra propia manera de vivir. Tenemos que poder discernir y entender que puede haber muchas cosas que no sepamos y que nuestros compañeros si, por lo tanto necesitamos la colaboración de todos los involucrados. Hay que estar siempre alertas a las oportunidades y poder virar en sentido correcto para llegar a la meta y encarar la vida en buen tiempo y forma.
IVÁN MONDRAGÓN FAJARDO
VICEPRESIDENTE DE ASUNTOS EMPRESARIALES Y AGRARIOS
