Movimiento Juvenil Mexicano
¡UNA DE DEMOCRACIA POR FAVOR!
Simpáticas son las situaciones en que; uno tiene mucho que decir, y pocos medios para hacerlo. Risible; es cuando los políticos abruman con su discurso y piensan que tienen al pueblo en sus manos debido al trabajo que creen estar haciendo bien. Lamentable; es cuando los mexicanos nos damos cuenta que vivimos una realidad por demás difícil y seguimos creyendo en un gobierno cuyos resultados dejan mucho que desear en materia de seguridad, desarrollo social, política, economía y un sinfín más de temas que muchos conocemos.
Cuando uno es niño, escucha hablar a sus padres y maestros; principalmente, acerca de lo que son las leyes y para qué sirven. Escuchamos las consecuencias de desobedecerlas y; en algún momento, muchos fuimos testigos (o víctimas) de personas que no las siguieron. Crecimos pensando en que uno debía acatarlas, respetarlas y hacerlas valer; sin embargo, conforme pasó el tiempo nos dimos cuenta que aquellas personas que nos inculcaron esto, en ocasiones, las desobedecían; por lo tanto pensamos que romper las leyes en ciertos momentos no estaría mal.
Problemático; es cuando aquellos encargados de legislar en nuestro país las rompen e incluso pareciera no importarles. Escuchaba el fin de semana una frase expuesta por un connacional que respondía a la pregunta ¿Qué opinas sobre las leyes mexicanas? “La realidad es que; las leyes están hechas por ellos (los legisladores) y para ellos” respondió él.
Éste es el sentimiento del mexicano. Dudamos de las leyes, de los que las hacen, de quienes las interpretan para que éstas les beneficien y; en general, de todo aquello que tenga que ver con lo legislativo y la política.
Buscar culpables suena sencillo ante la desconfianza de la sociedad. ¿Defender lo indefendible? Dudoso en este caso. Los verdaderos culpables del descontento generalizado de los mexicanos son aquellos políticos; quienes al momento de legislar, su lucha de poder los cega. Las que podrían ser buenas leyes; en muchas ocasiones, terminan por no ser aprobadas y aquellas leyes que pueden ser consideradas inútiles…bueno…ahí las tenemos engrosando el derecho positivo mexicano.
¿Por qué pasa esto? Sencillo. Cuestión de intereses es la realidad amigos. Un partido político no puede proponer una buena ley sin que algún partido contrario los obstruya debido a la “posible buena imagen” que ganaría el primero. Tanto las leyes como las instituciones (hay excepciones, pero muy pocas) de nuestro país, tristemente corresponden a ciertos intereses. El ciudadano es; muchas veces, el menos beneficiado de esta cuestión. Las leyes en México se encuentran en un punto de cero credibilidad. Muchos dirían que éstas se encuentran en detrimento de las libertades de la ciudadanía pues, en algún momento, las leyes en nuestro país han disminuido la libre desenvoltura de su pueblo.
Por lo tanto, pensemos amigos míos: ¿Qué hacer, para que las leyes que realmente pueden hacer cambios en el país sean promulgadas? ¿Cómo hacer entender al gobierno las verdaderas necesidades de su pueblo? Son cuestiones que deben interesarnos a fondo; pues de ellas depende parte del futuro de nuestro país.
Si bien hay muchas personas que la política no le interesa en ningún grado; es necesario que aquellos que mostramos un interés en este tópico hagamos pensar a aquellos quienes no. Un país y; en concreto, una sociedad que ejerce sus derechos políticos-electorales (entre otros) puede llegar a ser una nación más fuerte.
¡Mexicanos Uníos!
YEFTÉ TELLO
VICEPRESIDENTE ASUNTOS ESTUDIANTILES
This entry was posted on miércoles, 22 de junio de 2011 at miércoles, junio 22, 2011 and is filed under articulos,una de democracia. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response.