Movimiento Juvenil Mexicano

Somos un grupo de jóvenes comprometidos con nuestro país...

Porque Porfirio y PAN empiezan con “P” de…

MIÉRCOLES IRREMEDIABLES...

¿Qué pasaba con nuestro país en aquellos días? Y peor aún, ¿Qué está pasando ahora? Para cuando Don Porfirio era el personaje con mayor poder en todo el país, se vislumbro una etapa de desarrollo citadino, dejando muy por detrás a la mayor parte de la población y a la aun mas grande extensión territorial alejada de los centros urbanos. Por un lado, la clase alta, subía cana vez más y la baja, prácticamente estaba por llegar a china. Si, algo así como lo que sucede hoy en día.


Tanto cultural como ideológicamente, los personajes con acceso a los recursos y a las oportunidades, se desarrollaban como seres de prosapia, leían a los grandes autores nacionales e internacionales, se dejaban llenar los sesos con ideales que representaban las necesidades tanto de otros lugares tan alejados de este pobre México como de otras generaciones, eso sí, unas más, otras no tanto, pero todas necesitadas. El desarrollo nacional se podía medir ante los ojos de no muchos como la impresión que se tenía desde fuera del límite fronterizo.

Como suele suceder en las historietas, “mientras tanto en otra parte” el pueblo se encontraba, que diga encuentra, que diga, ¿Es pasado o es presente? En fin, el punto es el mismo, el pobre claro que tiene derecho a la educación, también puede leer y educarse y ¿Por qué no? Hasta pensar, claro, siempre y cuando el hambre le permita todo lo anterior, siempre y cuando no prefiera dormir para no tener que sentir la carencia de todo lo que le falta, no para ser feliz, sino para poder vivir.

Para la época del gobierno de mano de hierro del buen Don Porfirio, no puedo evitar imaginar a un Secretario de finanzas, regordete, como salido del artístico pincel de Botero, haciendo una declaración del tipo: “Queridos amigos, no hay nada de qué preocuparse, México es un país sin hambre” o alguna otra puntada como: “hay que pedirle al pueblo que se solidarice con la situación actual y se apriete un poco más el cinturón”. Perdón, me confundí, es más, creo que me ofusqué, es obvio que para le época no se usaban cinturones, al menos no los que se los tenían que apretar, en su lugar, se debió haber dicho: “hay que pedirle al pueblo que se solidarice con la situación actual y le haga otro nudo al mecate que sostiene el pantalón de manta” ¡Eso sí!

Todo esto sucedía a lo largo de treinta años de dictadura para algunos, “dictablanda” para otros, en especial para los extranjeros, que veían a México como el lugar perfecto para invertir. Vende patrias que permiten el saqueo por un huesito que roer, el cual no es nada comparado con el filete que dejaban sacar de la gran res; una mano de obra, que más que mano, era casi esclava. Y mágicas concesiones con periodos eternos, para disminuir el riesgo y hacer segura la inversión. En lo personal he de reconocer que me confunde esta redacción, hay veces que no se si hablo de cómo eran las cosas o de cómo son.

Pero bueno, hasta aquí, con sus debidas comparaciones, llega la situación durante los treinta años de “paz terrorífica”, bien o mal lograda, paz al fin, no como la que se vive hoy en día, hoy cada que sales de tu casa debes encomendarte a todos los santos para que ninguna bala perdida encuentre en ti su dirección de residencia, o que si tú tienes poco de por sí, te lo quite alguien que tiene menos.

Al dejar Don Porfirio al fin la tan codiciada silla presidencial, por las malas a pesar de haber dicho que lo haría por las buenas, ¿Qué paso con el país? Y más importante ¿Qué paso con los mexicanos? El trono sin rey, los buenos se volvieron los malos, los malos se hicieron mucho más malvados y los ilusos (por no decirlo con palabras altisonantes) votaron por el PAN, que diga, seguían fieles a sus ideales pero sin saber al lado de quien luchar.

Al pueblo en general no le quedaba mucho por hacer, tan solo tratar de seguir viviendo y la voz de: “¡Ahí viene la robolución!” correr a esconderse con todo y familia de ser posible. Unos se mataban para poder tener algo, otros para tener más y los desafortunados para tener que comer. El sentimiento general de la población, al igual que el de hoy en día, era el de la terrible incertidumbre de no sentirse protegido por nadie, la condición real del estado era la de inexistencia y la duda de no saber quién sería el encargado de gobernar ahora. Treinta años de un yugo autoritario que nunca dudo e hizo lo que consideraba mejor para los intereses generales, intereses de la clase alta, pero que como locomotora nunca se detenían a dudar si seguir o no, que el camino trazado estaba sobre los rieles y ahora a esos rieles se los había tragado la tierra.

El desempleado de hoy es a aquella época el campesino sin tierra, ¿Qué haces si te despojan del único recurso que sabes explotar? No te puedes poner a aprender uno nuevo, el hambre simplemente no te lo permite, por eso, una vez más, como en aquel entonces, el ser un bandolero se volvió una forma de vida, bandoleros a lo “Robín Hood” que usurpaban a los que más tenían y se atrevían a pasar por donde no debían, no por gusto, sino porque no había por donde más pasar claro está.

De algo sobre lo que hay que hacer consciencia, es que hay que tenerle miedo a un pueblo que no tiene ni para frijoles y tortillas, que doscientos años de historia nos debieron haber enseñado a temerle al hambre mezclada con la incertidumbre y solo falta un líder ideológico que se pare al frente sin miedo a recibir la primer bala en el pecho para desatar la furia del oprimido. Los movimientos de esta índole tienen características similares, una clase social que está muy por encima de la problemática de las demás clases y que cree que el hambre es un cuento inventado por los socialistas, otro estrato social, que representa a la gran mayoría, resentida ante la desigualdad y las vejaciones con las que se tiene que lidiar para poder sobrellevar la vida misma, lideres, de dos tipos, ideológicos y motivacionales; los segundos son los Zapatas, los Villas, los Guevaras, los mártires que le dieron una imagen a la causa, mientras que los primeros son los que se encargan de desarrollar todo el movimiento filosófico que hay detrás de los puños armados del pueblo, son los que se encargan de definir las causas y trazar las vías a seguir y si, son los que hoy en día nos faltan, son los que necesitamos para salir de este estado de marasmo en el cual nos encontramos aletargados como sociedad.

Y si, si Don Porfirio viviera hoy en día, creo que hasta el mismo opinaría que lo que se está haciendo son fregaderas, que eso no se le hace al pueblo y tal vez hasta intentaría reelegirse. La única diferencia entre la época afrancesada de México y la actual, es que gracias al prolífico desarrollo de los medios de comunicación, hoy nos podemos enterar más rápido de los problemas y ya no los sentimos ajenos a nuestras propias causas. Que a pesar de ser solo atole repartido en nuestras hambrientas bocas con el dedo meñique, percibimos que en definitiva algo está mal y que debe de cambiar.

Pero bueno… es miércoles y ya me puse muy filosófico… debe ser por como dicen por ahí… ESTAMOS HASTA LA MADRE.


IVÁN MONDRAGÓN FAJARDO
VICEPRESIDENTE DE ASUNTOS EMPRESARIALES Y AGRARIOS

Posted in , by Enrique F. A.. No Comments
Leave a Comment