Movimiento Juvenil Mexicano

Somos un grupo de jóvenes comprometidos con nuestro país...

La esperanza...

CIUDADANO 2.0

Una de mis palabras favoritas es 'esperanza'. Sin embargo, y como abordaré el día de hoy, la esperanza sin ser acompañada no vale nada... ¿Es mala o buena? Me acuerdo de haber platicado con mucha gente sobre este concepto.


La esperanza por sí sola no puede ser mala, o bueno, eso es lo que yo supongo. ¿Qué de malo habría en que uno espere a que suceda algo? Bueno, si la esperanza va solita como ya dije, espere y espere, entonces es probable que sí sea una 'mala esperanza'; si en cambio a ésta le inyectamos algo de acción, creo, que la esperanza es positiva.

En este país pareciera que vivimos en la eterna esperanza. Ojalá. Ahorita. Dios proveerá. En fin hay muchas palabras que nos ponen en evidencia que la esperanza es prácticamente un deporte nacional. Lo malo es que eso se contagia, y claramente, se combina con otros males como la falta de memoria, compromiso y auto crítica.

Una clara muestra se da cuando se critica a los políticos. Se critica a los políticos porque 'todos son iguales'. Cuando se afirma esto, de todas maneras, se tiene la esperanza de que con el cambio de gobierno 'las cosas cambien'. Lo siento, pero a mí, esto se me hace una tremenda incoherencia. ¿No estamos juzgando a todos los políticos de la misma manera? ¿Entonces como por qué podemos suponer que con la llegada de otro se realizará un cambio? A mí, por lo menos, eso me parece incoherente.

Ya lo he insistido hasta el cansancio, el problema en sí es de raíz... Basta con abrir los ojos y acercarnos a muchos de los espacios que frecuentamos para encontrarnos que ese mal que calificamos como exclusivo de los políticos lo podemos encontrar en nuestra propia sociedad. Regresando entonces un poquito al tema, ¿por qué suponer que con la 'esperanza' de que ellos cambien y no nosotros todo será diferente? Al final ellos somos nosotros pero en otro puesto.

La esperanza debe de servirnos como motor para lo que queremos lograr, no como simple anhelo que evadimos cuando nos toca actuar y tomar al toro por los cuernos. Si por un lado critico a la gente que deja sus bolsas de basura en pleno parque, no sería congruente que lanzara un chicle por la ventana del auto. Si por un lado me vendo como la más increíble empresa con un modelo estadounidense, no sería congruente que tuviera a elementos con los mismos defectos de los que me quiero diferenciar.

La esperanza pasiva sería entonces esa esperanza negativa y nociva que nos deja cómodos en nuestros espacios sin pensar que la solución la tenemos nosotros con nuestras acciones cotidianas. Tendríamos que olvidarnos entonces, para vencer a esa esperanza pasiva, de que para que todo cambie primero debe hacerlo el que está a nuestro lado en lugar de nosotros.

La esperanza activa sería esa que nos impulsa a lograr algo que sabemos hará un cambio que a la larga, y si hay suerte, podrá tener impacto en nuestros círculos más cercanos. Pensar entonces que para cambiar hay que hacerlo desde dentro.

Eso sucede por ejemplo cuando abordamos el siempre difícil tema de la violencia en México. No todo se acabará con un cambio de presidente, que si bien está equivocado en su estrategia (la mejor muestra es el número de muertes acumuladas), ya que también hay muchos males que llevamos arrastrando desde hace muchos años. Males que van desde el hecho de seguir formando hombres y mujeres incompletos y con problemas, hasta situaciones más grandes como la educación en el país y la falta de oportunidades.

Podemos esperar, esperar a que nuestras acciones tengan efecto, o simplemente esperar, esperar y esperar sin que nada cambie...

ENRIQUE F. A.
COORDINADOR
PROMOCIÓN / DIFUSIÓN

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